Protototipado y Cosmopolítica

Investigación e intervención multidisciplinaria en diseño y sociedad


Primera etapa: El Hombre Ardiente


Tortuga Carbonaria de Patas Rojas

En los primeros acercamientos al Zoológico Nacional de Chile (ZNdC), Humano se dedicó a observar el terrario de las tortugas carbonarias. Ahí habitan seis tortugas de entre 18 a 25 años que, según el guardafauna, en su mayoría han sido entregadas al ZNdC por particulares que no pueden mantenerlas.

Luego, se nos informó que debíamos trabajar para una tortuga en particular, pero de todos modos esta primera experiencia de observación y acercamiento a la especie nos sirvió de referencia en las siguientes etapas del proyecto.

La tortuga en cuestión es un macho carbonario de patas rojas que llegó al zoológico el 2009, habiendo sido criado en una casa particular toda su vida. Fue reunido con el resto de su especie, y luego de unas semanas tuvo que ser retirado por un comportamiento violento: golpeaba constantemente al resto de las tortugas, las mordió varias veces y montaba a hembras, machos e incluso objetos indiscriminadamente, esta ultima actitud dio origen a su distintivo nombre: Hombre Ardiente. Por esto fue apartada, por el bien de las otras tortugas y el suyo propio. Actualmente se encuentra en una oficina con algunos otros reptiles y a veces en compañía del guarda fauna, quien trabaja ahí.

fig. 1: Croquis de la oficina donde reside el Hombre Ardiente.

Nuestro primer acercamiento, no se realizó en la ecología habitual de la tortuga, sino que el encuentro se dio en un recinto que había sido desocupado, dado que los caiquenes (quienes ocupan ese recinto normalmente) estaban en cuidado especial.

Ahí pudimos ver a la tortuga desenvolverse en un medio que le es ajeno, dado que su costumbre es estar dentro de un recinto más “humano”.

Observamos que se movía generalmente pegada a la reja que daba al recinto vecino donde se ubican tortugas argentinas, las cuales lo mantenían atento a cualquier movimiento que ellas hicieran.

En una ocasión, fue trasladado a este recinto por los guardafaunas. Observamos un comportamiento violento, específicamente se montaba sobre las tortugas y las trataba de morder, abusando además de su tamaño, que era mucho mayor.

A pesar de ser un recinto grande, la tortuga no tomó mucha posesión del lugar, utilizando solo espacios reducidos muy específicos, como se mencionó anteriormente la zona cercana a la reja, y por otro lado durante la tarde estuvo varias horas bajo sombra detrás de unas plantas, donde era difícil de ver.

fig. 2: Hombre Ardiente en el terrario de los Caiquenes.

 

Ecología

Fig. 3: Dibujo Planta

 

Su ecología actual se divide físicamente en cuatro como se observa en la figura 3. Se ingresa desde una terraza de 4 x 1 m. con vista al aviario del zoológico, y es paso obligatorio para los guarda faunas Osvaldo y Loreto.

En la oficina A la guarda faunas prepara los platos de alimento y lava los utensilios de trabajo en el lavabo, y el resto del espacio lo ocupan muebles donde se encuentran algunos reptiles, entre ellos serpientes y el camaleón Freddy.

Por su parte, en la oficina está el escritorio, un espacio de laboratorio donde realizan pequeñas pruebas y el recinto de la ranita de Darwin. Este es el sector principalmente utilizado por los guarda faunas.

Al fondo se encuentra la puerta al espacio C donde están el resto de los reptiles, en general mas pequeños. Tanto este sector como el A están climatizados, con baja y alta temperatura respectivamente por lo que evitan abrir las puertas.

El Hombre Ardiente está indefinidamente fuera de exhibición en esta oficina/laboratorio. Pero en Diciembre de este año será trasladado nuevamente a una oficina subterránea.

 

Comportamiento Previo

El Hombre Ardiente está determinado a mantenerse en la oficina temperada, sobre todo en fechas de temperaturas bajas.

En días de calor, se utiliza la terraza para que reciba sol, que es necesario para su especie.

Aun así, él es muy curioso y cada vez que se abren cualquiera de las puertas se interesa en pasar al otro lado, e incluso cuando no se abren intenta empujarlas, generalmente son conseguirlo.

El día de la primera observación tiene un comportamiento altamente cíclico, en una oficina de la que utiliza 60% de su territorio en el suelo.  Este ciclo se compone de la caminata de unos pocos pasos que siempre concluye en “echarse” en el suelo por largo rato. Constantemente mueve su cabeza de izquierda a derecha con lentitud, como observando a su alrededor.

En esta ocasión también fuimos testigos de su fácil amistad con los humanos, característica que no pudimos apreciar en el recinto de los caiquenes, pero esta vez, ya que no se interponía ninguna barrera física entre nosotros, se acercaba a centímetros y se volteó a vernos a través de la puerta transparente, cuando nos encontrábamos en la zona B, con la puerta cerrada.

Como grupo nos detuvimos a entender cada una de las conductas simples y repetitivas hasta que sucedió algo totalmente inesperado. El Hombre Ardiente se enfrenta directamente al obstáculo de un piso plástico blanco.

Con cierta flexibilidad se mete bajo el piso en primer lugar, traspasando un palo horizontal que tiene cierta altura, para luego intentar salir en la misma dirección con la misma dificultad, pero se detiene e intenta salir por otro lado, por el cual claramente no cabe su caparazón, entonces comienza a arrastrar el piso a medida que avanza. Esta acción se mantiene hasta que nosotras intervenimos y le quitamos el piso.

Este último comportamiento nos llamó la atención y fue el primer motor para empezar a generar dudas acerca de los estímulos que recibe este animal.

Entre los cuestionamientos, pensamos que quizás le hacía falta un refugio y por eso se metió dentro del piso, y en base a eso, comenzamos a observar y analizar para idear un primer acercamiento a un prototipo.